Caudillos y Doctores
Caudillos y doctores: los caudillos eran los dirigentes políticos del medio rural. Muchos de ellos poseedores de grandes extensiones de tierra y todos con una gran influencia sobre los hombres de la campaña. Se destacaban por ser buenos jinetes, conocían los caminos, comparte las costumbres del gaucho: mate, asados, juegos, y hábiles en el manejo del lanza y el lazo. Interpretaron de forma instintiva las necesidades de las masas rurales.
Los caudillos recibían el apoyo popular, logrando la adhesión para las divisas que representaban.
Si bien no tenían un programa que defendiera los intereses de los más desposeídos, muchos seguidores lograron acceder a la propiedad de la tierra debido al favor de los caudillos.
Los doctores eran los principales dirigentes políticos de la ciudad de Montevideo. Tenían una formación universitaria, la mayoría de ellos eran abogados, provenían de las familias más ricas de la sociedad y estaban unidos culturalmente a Europa. Estaban formados intelectualmente en las ideas del Liberalismo Europeo de siglo XIX: fueron quienes quisieron imponer un nuevo modelo de país donde se respetara la constitución, con una economía moderna.
No contaban con el apoyo de la mayoría de la población a quien estos doctores no tenían en sus planes. Durante el siglo XIX se enfrentaron a los caudillos los que criticaban por su forma de actuar fuera de la ley y por su inclinación por las revoluciones armadas. Adaptado de Cabanilla, S.; Gutiérrez ,M. “Comprender el Uruguay actual” Ed.Monteverde.Mdeo.2000.
Los caudillos orientales
Cuando Uruguay inició su vida independiente fue necesario organizar el gobierno y también aprender
a gobernar. Los primeros responsables de esas tareas pertenecían a la vieja guardia revolucionaria.
Fructuoso Rivera, Juan Antonio Lavalleja y Manuel Oribe fueron las principales figuras políticas durante
casi 25 años. De la lucha entre estos caudillos nacieron las divisas uruguayas que dieron origen a los
partidos tradicionales: el Partido Blanco y el Partido Colorado.
Estos tres caudillos, Rivera, Oribe y Lavalleja, participaron
de la Revolución artiguista y en la lucha contra la domina
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ción brasileña a partir de 1825. Entre ellos hubo una gran
rivalidad que determinó, en gran medida, la suerte del Uru
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guay hasta la mitad del siglo XIX. Los tres fueron gobernan
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tes del país en distintos momentos.
Lavalleja fue el líder principal de la Revolución de 1825.
Fue designado gobernador provisorio de los territorios que
se iban liberando del dominio brasileño, hasta 1828. Pero
cuando hubo que nombrar al primer presidente, resultó
electo Rivera, por lo que Lavalleja se vio desplazado a un
segundo plano de importancia. Durante la presidencia de
Rivera, Lavalleja lideró varios levantamientos contra el go
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bierno, que terminaron en fracasos.
En tanto, Rivera era admirado por la población del
campo y respetado en la ciudad. Esto hizo que fuera de
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signado como primer presidente del Estado Oriental en
1830. Su gobierno no fue fácil, ya que debió enfrentar los
levantamientos de Lavalleja y sus seguidores.
A diferencia de Lavalleja y Rivera, Oribe nunca deseó
ser caudillo, a pesar de que lo fue durante gran parte de
su vida. En 1834 fue elegido segundo presidente. A los
pocos meses debió enfrentar una revuelta encabezada
por Rivera y la derrotó. Ese enfrentamiento dio lugar a la
formación de dos bandos, uno leal a Oribe y otro segui
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dor de Rivera. Ambos bandos comenzaron a usar
divisas
o insignias de color para diferenciarse en la lucha: la blan
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ca para los oribistas y la colorada para los seguidores de
Rivera. Los levantamientos de Rivera se sucedieron hasta
que, en 1838, Oribe renunció a la presidencia y se retiró
a Buenos Aires. Pocos meses después comenzó la Guerra
Grande, que duró hasta 1851, durante la cual Rivera volvió
a ser designado presidente en sustitución de Oribe, al que
había
derrocado
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